jueves, 25 de septiembre de 2014

Generación Y - Generación Z: ¿Qué es el Phubbing?

¿Sabes qué es el “Phubbing”?





Con la aparición de las generaciones Y y Z nacidas bajo los encantos de los avances tecnológicos, se van instaurando nuevas formas de comunicación que de acuerdo al contexto en el cual se apliquen serán vistas como productivas o no.
Será oportuno plantearnos ¿quién las cuestiona? ¿para qué? ¿cuál es el aparente equilibrio que se añora recurriendo a un modo de comunicación que ya no estaría cuadrando con los tiempos actuales?
En medio de la revolución a la que nos invita un nuevo paradigma encontramos resistencia al cambio, cuestionamientos y la necesidad de rotular lo desconocido para que parezca generar menos incertidumbre.

Mientras tanto contribuimos acercándoles una nota que nos resulta interesante para abrir un interrogante: ¿qué es un contexto próximo y real para un adolescente?


La palabra es un tanto extraña, pero estamos seguros de que hasta tú mismo has practicado el “Phubbing”alguna vez. O lo que es peor, lo han hecho delante de ti. Está claro que las nuevas tecnologías no solo nos abren todo un mundo de posibilidades en materia de comunicación, información y relaciones, también cambian nuestros hábitos de comportamiento de un modo del que tal vez, no seamos conscientes.
Tanto es así que estamos condenados a aprender nuevos términos para estas nuevas realidades. Hoy, te invitamos a descubrir qué es el Phubbing.

El arte de ignorar a quienes están a nuestro alrededor

Este fenómeno es relativamente reciente. Justo cuando en el 2007, el uso de los llamados Smartphones o teléfonos inteligentes se alzó  como algo indispensable en nuestro día a día, como una extensión más de nuestra mano capaz de hacernos la vida mucho más fácil. El fenómeno de poder disponer de modo sencillo y rápido de una tecnología tan pequeña y manejable, capaz de contener casi las mismas posibilidades que un ordenador, empezó a cambiar nuestra vida de un modo muy significativo.
Somos capaces de realizar muchas cosas a la vez: comer y leer el correo, andar por la calle y revisar elFacebook, y cómo no, cenar o estar en medio de una conversación con amigos o familiares y consultar a la vez nuestro Twitter o nuestros Whatsapp. En esencia, hemos adquirido la incómoda costumbre de de practicar la descortesía de vez en cuando frente a los demás, pero eso sí…puede que voluntaria o involuntariamente.
La palabra responde a un término inglés formado por las palabras phone y snubbingque se traduce en algo así como “menospreciar a alguien mientras atendemos el teléfono”. La idea ha existido durante unos años sin que se le etiquetara bajo este nombre, y es que son muchas las personas que lo practican casi sin darse cuenta, dando prioridad a ese mundo virtual antes de a la realidad inmediata que les envuelve.
Tanta fama ha adquirido el Phubbing que en EEUU, tras dar nombre a este fenómeno social, está asentando las bases para intentar combatir este incómodo comportamiento. El “plan de ataque”, por decirlo así, se va a realizar a través de plataformas virtuales y anuncios de televisión, ahí donde comparar este hecho a la descortesía por ejemplo de quien se sienta a una mesa y empieza a comer antes que el resto de invitados y finaliza sin tener en cuenta a nadie.
La campaña se va llamar “Antiphubbing” y va a ir enfocada sobre todo a adolescentes, a la población más joven quienes, según varios estudios, priorizan sus amistades y relaciones virtuales antes que su contexto social más próximo y real. Ya no se trata solo de corregir un gesto de menosprecio o malos modales, se intenta más que nada dar constancia de un comportamiento social negativo para el desarrollo personal y emocional de los más jóvenes.
Y y tú ¿Has sufrido alguna vez el Phubbing?g”?
¿Qué es el phubbing?

miércoles, 24 de septiembre de 2014

Eduardo Galeano y la Modernidad sólida


Compartimos con Uds. un artículo publicado por Eduardo Galeano que evidencia en sus palabras la nostalgia del pasado, la incomprensión de la velocidad de los tiempos que justamente corren y la dificultad para el cambio.
Este escritor refleja el pensamiento de la población gestada por el universo de la Modernidad sólida:
¿Cómo se vive en un mundo desechable con un pensamiento procrastinador?
¿Cómo se comprende la vida útil de los objetos, de las costumbres, de los vínculos, de las personas?




Me caí del mundo y no sé por dónde se entra (para mayores de 50)

  10:08 hrs.

Lo que me pasa es que no consigo andar por el mundo tirando cosas y cambiándolas por el modelo siguiente sólo porque a alguien se le ocurre agregarle una función o achicarlo un poco. No hace tanto, con mi mujer, lavábamos los pañales de los críos, los colgábamos en la cuerda junto a otra ropita, los planchábamos, los doblábamos y los preparábamos para que los volvieran a ensuciar. Y ellos, nuestros nenes, apenas crecieron y tuvieron sus propios hijos se encargaron de tirar todo por la borda, incluyendo los pañales. ¡Se entregaron inescrupulosamente a los desechables!
Si, ya lo sé. A nuestra generación siempre le costó botar. ¡Ni los desechos nos resultaron muy desechables! Y así anduvimos por las calles guardando los mocos en el pañuelo de tela del bolsillo. Yo no digo que eso era mejor. Lo que digo es que en algún momento me distraje, me caí del mundo y ahora no sé por dónde se entra. Lo más probable es que lo de ahora esté bien, eso no lo discuto. Lo que pasa es que no consigo cambiar el equipo de música una vez por año, el celular cada tres meses o el monitor de la computadora todas las navidades.
Es que vengo de un tiempo en el que las cosas se compraban para toda la vida. Es más ¡Se compraban para la vida de los que venían después! La gente heredaba relojes de pared, juegos de copas, vajillas y hasta palanganas.
El otro día leí que se produjo más basura en los últimos 40 años que en toda la historia de la humanidad. Tiramos absolutamente todo. Ya no hay zapatero que remiende un zapatero, ni colchonero que sacuda un colchón y lo deje como nuevo, ni afiladores por la calle para los cuchillos. De “por ahí” vengo yo, de cuando todo eso existía y nada se tiraba. Y no es que haya sido mejor, es que no es fácil para un pobre tipo al que lo educaron con el “guarde y guarde que alguna vez puede servir para algo”, pasarse al “compre y bote que ya se viene el modelo nuevo”. Hay que cambiar el auto cada tres años porque si no, eres un arruinado. Aunque el coche esté en buen estado. ¡Y hay que vivir endeudado eternamente para pagar el nuevo! Pero por Dios.
Mi cabeza no resiste tanto. Ahora mis parientes y los hijos de mis amigos no sólo cambian de celular una vez por semana, sino que, además, cambian el número, la dirección electrónica y hasta la dirección real. Y a mí me prepararon para vivir con el mismo número, la misma mujer, la misma casa y el mismo nombre. Me educaron para guardar todo. Lo que servía y lo que no. Porque algún día las cosas podían volver a servir.
Si, ya lo sé, tuvimos un gran problema: nunca nos explicaron qué cosas nos podían servir y qué cosas no. Y en el afán de guardar (porque éramos de hacer caso a las tradiciones) guardamos hasta el ombligo de nuestro primer hijo, el diente del segundo, las carpetas del jardín de infantes, el primer cabello que le cortaron en la peluquería… ¿Cómo quieren que entienda a esa gente que se desprende de su celular a los pocos meses de comprarlo? ¿Será que cuando las cosas se consiguen fácilmente, no se valoran y se vuelven desechables con la misma facilidad con la que se consiguieron?
En casa teníamos un mueble con cuatro cajones. El primer cajón era para los manteles y los trapos de cocina, el segundo para los cubiertos y el tercero y el cuarto para todo lo que no fuera mantel ni cubierto. Y guardábamos…  ¡¡Guardábamos hasta las tapas de los refrescos!! Los corchos de las botellas, las llavecitas que traían las latas de sardinas.  ¡Y las pilas! Las pilas pasaban del congelador al techo de la casa. Porque no sabíamos bien si había que darles calor o frío para que vivieran un poco más. No nos resignábamos a que se terminara su vida útil en un par de usos.
Las cosas no eran desechables. Eran guardables. ¡Los diarios! Servían para todo: para hacer plantillas para las botas de goma, para poner en el piso los días de lluvia, para limpiar vidrios, para envolver. ¡Las veces que nos enterábamos de algún resultado leyendo el diario pegado al trozo de carne o desenvolviendo los huevos que meticulosamente había envuelto en un periódico el tendero del barrio! Y guardábamos el papel plateado de los chocolates y de los cigarros para hacer adornos de navidad y las páginas de los calendarios para hacer cuadros y los goteros de las medicinas por si algún medicamento no traía el cuentagotas y los fósforos usados porque podíamos reutilizarlos estando encendida otra vela, y las cajas de zapatos que se convirtieron en los primeros álbumes de fotos y los mazos de naipes se reutilizaban aunque faltara alguna, con la inscripción a mano en una sota de espada que decía “éste es un 4 de bastos”.
Los cajones guardaban pedazos izquierdos de pinzas de ropa y el ganchito de metal. Con el tiempo, aparecía algún pedazo derecho que esperaba a su otra mitad para convertirse otra vez en una pinza completa. Nos costaba mucho declarar la muerte de nuestros objetos. Y hoy, sin embargo, deciden “matarlos” apenas aparentan dejar de servir.
Y cuando nos vendieron helados en copitas cuya tapa se convertía en base las pusimos a vivir en el estante de los vasos y de las copas. Las latas de duraznos se volvieron macetas, portalápices y hasta teléfonos. Las primeras botellas de plástico se transformaron en adornos de dudosa belleza y los corchos esperaban pacientemente en un cajón hasta encontrarse con una botella.
Y me muerdo para no hacer un paralelo entre los valores que se desechan y los que preservábamos. Me muero por decir que hoy no sólo los electrodomésticos son desechables; que también el matrimonio y hasta la amistad son descartables. Pero no cometeré la imprudencia de comparar objetos con personas.
Me muerdo para no hablar de la identidad que se va perdiendo, de la memoria colectiva que se va tirando, del pasado efímero. De la moral que se desecha si de ganar dinero se trata. No lo voy a hacer. No voy a mezclar los temas, no voy a decir que a lo perenne lo han vuelto caduco y a lo caduco lo hicieron perenne.
No voy a decir que a los ancianos se les declara la muerte en cuanto confunden el nombre de dos de sus nietos, que los cónyuges se cambian por modelos más nuevos en cuanto a uno de ellos se le cae la barriga, o le sale alguna arruga.  Esto sólo es una crónica que habla de pañales y de celulares. De lo contrario, si mezcláramos las cosas, tendría que plantearme seriamente entregar a mi señora como parte de pago de otra con menos kilómetros y alguna función nueva. Pero yo soy lento para transitar este mundo de la reposición y corro el riesgo de que ella me gane de mano y sea yo el entregado.
Me caí del mundo y no sé por dónde se entra.

domingo, 21 de septiembre de 2014

Equipos virtuales

Equipos Virtuales



La demanda del incremento de la velocidad para el alcance del logro de objetivos obliga al desarrollo de nuevas formas de organizar el trabajo. Entre los cambios a los que invita la modernidad líquida se encuentra el desarrollo de herramientas remotas para el cumplimiento de las metas. En la actualidad el estilo laboral que se impone es el trabajo lejos de la oficina: los “equipos virtuales”.
El éxito no se trata simplemente de la capacitación en el manejo de soportes electrónicos: correo, teléfono, computadora, etc; se trata también de generar distintos factores para poder llevar a cabo el trabajo. Entre dichos factores se encuentra la confianza, la comunicación efectiva, la gestión del proyecto, la creación de valores compartidos, la transmisión de la cultura, el desarrollo del sentido de pertenencia; y para que esto sea posible es importante que el ejercicio del liderazgo del equipo sea llevado a cabo por un sujeto que posea las competencias necesarias o que tenga la capacidad para desarrollarlas.
Si bien este artículo no menciona explicitamente las características convenientes de los sujetos que serían facilitadoras para la formación de tales equipos, puntúa ciertas cuestiones a tener en cuenta a la hora de comprender el funcionamiento de los mismos y que son importantes para el logro del éxito. 


Ejecutivos on-line: la nueva gerencia virtual

En los últimos años, las organizaciones han asistido a múltiples y drásticos cambios. Gran parte de estas transformaciones han sido consecuencia del surgimiento de nuevas tecnologías de información y comunicación.


Hoy en día, la integración de aplicaciones de Internet y comercio electrónico facilitan el juego empresarial en las nuevas dinámicas de la economía. Asimismo posibilitan a las compañías afrontar las ventajas y amenazas de un mercado cada vez más amplio y competitivo.

El comercio electrónico (e-business) permite a las organizaciones de todos los tamaños transformar su forma de hacer negocios: aumentar los ingresos, mejorar la satisfacción de los clientes, ahorrar dinero durante el proceso y aprovechar plenamente la economía interconectada de la actualidad.

Tecnologías como Internet, el correo electrónico, los teléfonos celulares y los faxes han modificado las formas de trabajo y, como consecuencia, los estilos de gerencia. 

Tiempo y espacio han dejado de ser barreras para las rutinas laborales y los procesos administrativos. 

Las necesidades de conectividad de un mundo global han impulsado el desarrollo tecnológico para facilitar el trabajo móvil, el trabajo virtual, y el gerenciamiento de equipos remotos.

Retos y perspectivas

En este sentido, la tecnología actual está generando que organizaciones de todos los tamaños re-piensen dónde y cómo realizar el trabajo.

El ambiente de hoy demanda nuevas formas de liderazgo y, este cambio gerencial, implica saber manejar equipos, procesos y organizaciones de manera remota o virtual.

Trabajadores remotos, empleados virtuales, teletrabajadores o empleados móviles, no importa la manera como se denominen. Lo importante es saber que en el nuevo ambiente de negocios, en una generación que es e-business, el trabajo lejos de la oficina es el estilo laboral que está irrumpiendo en las organizaciones contemporáneas, transformando las maneras de gerenciar los negocios.

Liderazgo de equipos virtuales

Liderar equipos virtuales va mucho más allá de saber utilizar ciertas herramientas tecnológicas. Implica reconocer los cambios que la tecnología ejerce en las maneras de organizar, delegar, evaluar y reconocer el trabajo de un equipo. 

Los gerentes y empleados de hoy deben identificar estas transformaciones y empezar a preparase para afrontarlas.

El éxito de la gerencia virtual también depende de la selección adecuada de las soluciones tecnológicas que respondan a las necesidades del negocio y del equipo que se va a gerenciar. Saber escoger la infraestructura adecuada es determinante.

Asimismo asumir los cambios requiere desarrollar una especial sensibilidad hacia las necesidades organizacionales, las necesidades de los empleados, los objetivos del negocio y compromiso con una gerencia innovadora.

Por tanto, la gerencia virtual implica desarrollar una nueva forma de seguimiento y evaluación del trabajo del equipo. 

El paso a este nuevo estilo gerencial implica una transición del gerenciamiento por monitoreo al gerenciamiento por objetivos. Se debe aclarar que un empleado no necesariamente carece de supervisión porque no es observado permanentemente.

La forma de supervisar el trabajo de un equipo remoto es gerenciando su trabajo y monitoreando sus resultados. El énfasis debe hacerse más en la productividad que en los procedimientos.

Sin embargo alinear un equipo virtual con la cultura de la organización es otro aspecto gerencial que se hace más complejo cuando la comunicación está mediada por la tecnología. 

Una gerencia virtual efectiva debe considerar como algo prioritario el proceso de aculturación de los empleados remotos. 

Al igual que con un empleado local es necesario ofrecer al trabajador remoto actividades de desarrollo que posibiliten su proceso de aculturación (conocimiento y adaptación a los nuevos sistemas, modelos y realidades).

e-learning

En este contexto, las actividades de mejoramiento deben responder a las necesidades de movilidad y fácil acceso que estos empleados requieren. 

En el caso de los procesos de entrenamiento se deben implementar soluciones tecnológicas de e-learning.

El e-learning es una herramienta que va más allá de que un estudiante curse una materia a través de Internet. 

En un concepto más completo, el e-learning permite ofrecer información, capacitación y entrenamiento a todas aquellas personas que lo necesiten, en línea, en el momento y lugar más convenientes.

En la actualidad, y dentro de la revolución tecnológica donde se inserta el e-learning, el panorama se muestra dirigido hacia aparatos conectados: casas con redes, tecnología inalámbrica o banda ancha, lo que posibilitará que el e-learning funcione 24 horas y siete días a la semana.

Tradicionalmente, la fuerza de ventas, los nuevos empleados y los proveedores de una compañía participaban de seminarios de tres o cuatro días, dos o tres veces al año, donde eran educados y capacitados sobre las últimas tendencias en la industria. 

Sin embargo, últimamente, esto resulta cada vez más difícil y costoso. Las organizaciones, progresivamente y, aprovechando la ventaja competitiva que ofrece Internet, centran sus estrategias de capacitación o entrenamiento en-línea, generando ahorros importantes en costos y ofreciéndole grandes ventajas en comodidad a los usuarios finales.

* Felipe Izquierdo es el Gerente de Ventas de Computación Personal, IBM Latinoamérica.



domingo, 7 de septiembre de 2014

Gestión Multigeneracional


Gestión Multigeneracional    (Pilar Lombardía-Guido Stein- José Pin)

Como por primera vez en la historia del mercado laboral, las organizaciones se encuentran con distintas generaciones, el desafío que los convoca  a los profesionales de recursos humanos, es conocer sus valores, sus motivaciones para poder establecer un adecuado contrato psicológico. El presente artículo e imagen nos parecieron sumamente elocuentes para reflejar lo visto en clase.

Clarin.com/ Sociedad       Tendencias    18/12/2011

La “generación Y” llega al mundo laboral e impone nuevas reglas

TENDENCIAS
Jóvenes, creativos y provocadores. 
Tienen veintipico y no creen en “hacerse de abajo”. 
Jamás se quedan después de hora, priorizan sus gustos y no quieren pasar su vida en una misma empresa. Si el empleo no los complace, renuncian.


Va el caso que estudian en el departamento de psicología de la UADE: 
Jota tiene 28 años, excelente promedio en la carrera de administración y se fue del país luego de que una consultora de Londres lo contratara por varios miles de euros. Cualquier adulto diría que Jota, el ejemplar, ya cocinó su futuro. Pero meses atrás Jota puso en movimiento todas sus conquistas y le planteó a sus jefes que renunciaba si no le concedían dos horas menos de tareas por día para poder ensayar con su banda de rock. Sus jefes aceptaron.
La sociología utiliza el término “Generación Y” para definir a los sucesores de la “Generación X”. Se trata de los nacidos entre 1982 y 1994 –como Jota–, que hoy tienen entre 18 y 30 años y están desembarcando en el mercado laboral. No como simples advenedizos, sino con una mochila de valores que los diferencia de sus compañeros más grandes. No son valores ni mejores ni peores; es otro chip.
“Son, además, nativos digitales”, dice la doctora Elena Scherb, directora de la Licenciatura en Psicología de la UADE. “Crecieron conectados y muchas veces saben más que los adultos. No se sienten elegidos para un trabajo, sino que eligen el trabajo que quieren hacer. Si no les gusta, están dispuestos a renunciar”.
De acuerdo con los especialistas, los Y no creen en el “hay que hacerse de abajo” legado a los hijos de la inmigración, es decir, a sus padres.
Muchos Y vieron de chicos como varios de sus parientes quedaban desafectados de grandes compañías después de “haberles dado la vida” y no creen en la empresa como institución. Así, si un X (entre 30 y 45 años) busca seguir aprendiendo, acepta lo que le toca y se define por lo que hace; para un Y, en cambio, el trabajo es aquello que le permite llegar a lo que quiere, la libertad personal y el placer. Por eso, repiensan su empleo cada tanto y están dispuestos a cambiarlo si no cubre sus expectativas.
Los Y no aceptan “ponerse la camiseta” y tampoco el esfuerzo desmedido como método para alcanzar objetivos. Mucho menos, lo que sus jefes definen como “pagar derecho de piso”. Son los mismos jefes que se asombran cuando a poco de arribar, los jóvenes preguntan: “¿Cuántos días de vacaciones tengo?”. Naturalmente, un Y jamás se queda después de hora, a diferencia de un X, que cree demostrar su compromiso con una actitud de este tipo.
Alejandro Melamed lo comprende. Es vicepresidente de recursos humanos de Coca Cola Latinoamerica Sur y cada vez que recibe a un empleado Y, le pregunta: “¿Qué me vas a enseñar?”. Ahora opina: “Es la generación del lugar virtual y la velocidad, que está a un click de distancia de todo y espera respuestas rápidas. También enseñan. Cuando los adultos compramos un objeto electrónico nuevo, le pedimos a ellos que nos enseñen a usarlo. Pero además, buscan un contexto laboral que desafíe y divierta. Quieren autonomía, además de diálogo abierto y constante”.
Un estudio reciente sobre los Y y la felicidad en el ámbito laboral, cuenta Melamed, determinó que los más felices eran aquellos que lograban un feedback fluido con sus jefes. “El sueldo no es lo que los motiva. Necesitan que les digan que están haciendo las cosas bien y los enoja que sólo se les remarque lo que está mal”.
El conflicto viene por ahí. Si un X acepta la autoridad casi sin cuestionar, el Y ve todo más horizontal y es capaz de pedir permiso para no trabajar mañana porque esta noche tiene al recital de Birtney Spears. “Pero lo interesante –sigue Melamed– es que X e Y pueden trabajar a partir de las diferencias. Las empresas tenemos que entender más a los Y para poder capitalizar la energía y novedad que traen”. 
Los Y son globales. De clase media y media alta, caminan con su Ipod (el elemento que los define) y se repiten en los grandes centros urbanos como nacidos de una misma matriz.
En el país, según los estudios, representan a un 25% de la población joven. Hedonistas, les interesa más la experiencia del consumo que acumular bienes. Pero también se identifican con valores solidarios.  “Género, ecología, política son temas que los convocan”.
Cuando el filósofo de moda Zygmun Bauman postula que la era de la modernidad sólida ha llegado a su fin quiere decir que los objetos sólidos, a diferencia de los líquidos, conservan su forma y persisten en el tiempo: es decir, duran. En cambio los líquidos son informes y se transforman constantemente: fluyen. Eso es aquello que la “Generación Y” parece entender a la perfección.