Clarín.com. Suplemento Mujer 10/10/2014
La nota, aunque es corta, acentúa palabras como "confianza, lealtad, espacios que se confunden...."
Como vimos en la cátedra son características presentes en las empresas familiares, por eso nos pareció interesante compartirla.
María Rivolta: "Crecieron viéndome con los accesorios"
María Rivolta y sus hijas, la diseñadora celebra 25 años en la moda con su empresa familiar.
María es la creativa pero siempre escucha la opinión de sus hijas, Inés y Martina.
Con 25 años de trayectoria en la moda, María Rivolta es una empresa familiar ya que comparte su pasión con sus hijas. “Crecieron viéndome trabajar con los accesorios y su participación se dio de manera espontánea. Martina comenzó ayudándome en la venta al público, pero también colaboró en marketing, prensa y diseño durante las vacaciones de la facultad y hasta los fines de semana. Inés, la menor, empezó apenas se recibió de licenciada en Administración de Empresas y lo suyo siempre fueron los números”, cuenta la diseñadora mientras posa con sus hijas anticipando el Día de la Madre.
¿Podrían decirme las ventajas y las desventajas de trabajar juntas?
Martina: Las ventajas tienen que ver con la confianza de sentir el respaldo de la familia. A veces los espacios se confunden y los asuntos laborales traspasan los horarios laborales.
María: Con el tiempo aprendimos a cuidar esos espacios, es cuestión de prestar atención.
Hay muchas marcas familiares en la moda...
María: Supongo que es una industria con pocas barreras de entrada. Para empezar, no es necesario tener experiencia o estudios super avanzados... Y a la vez se puede crecer mucho.
Inés: Incluso creo que para que funcione el concepto de una marca de moda, tiene que estar super claro dentro de la organización, y en una familia esto se da naturalmente.
¿Qué rol tienen los hombres en la empresa?
Inés: Están más enfocados al área comercial, a las ventas, a la relación con las franquicias.
¿Cómo manejan el tema de las diferencias generacionales? Imagino que las más jóvenes querrán lo más transgresor y María quizás lo más clásico.
María: Sí, pero esa dinámica es la más valiosa.
Los más jóvenes proponen todo el tiempo, yo tomo lo que resuena conmigo y lo que, por experiencia, sé que funciona. A veces, si veo mucho entusiasmo, me dejo convencer. por ejemplo con el dije cuadrado de metal con esmalte y una cadena de víbora.
¿Quién tiene la última palabra?
Martina: Las decisiones generalmente son por consenso. Es muy raro que se decida algo si no hay mayoría.
¿Qué tipo de bijouterie eligen las argentinas?
Martina: Los anillos con esmalte les encantan. Hace unos años que muchas nos buscan por los relojes; pero creo que siempre se acercan por un clásico y se tientan con algo más.
¿Somos ingeniosas las argentinas con la bijou?
Martina: Sí, a diferencia de otros países, acá vemos que hay una interpretación más interactiva.
María: Incluso recibimos muchas propuestas de nuevos diseños de parte de nuestras clientas.
¿Cómo explican el fenómeno del uso de accesorio que se fue dando en los últimos años?
Inés: No creo que hoy se usen más accesorios que antes, creo que los accesorios que la gente elige son más osados; tal vez por eso nos llama más la atención.
Leyendo la historia, me vino a la mente lo que Justo Villafañe expuso en “Gestión de la comunicación interna”, al referirse a las funciones y objetivos de la comunicación dentro de una empresa. Imagino a las hijas de María Rivolta en la posición que Villafañe ubica a los empleados de una organización.
ResponderEliminarEn primera instancia, se cumple el primer objetivo propuesto por el autor, dado que las hijas de María Rivolta están implicadas en la organización desde que son chicas y de manera espontánea, es decir que compatibilizan sus objetivos personales con los de la empresa. Las dos aplican en el negocio sus conocimientos adquiridos en su formación profesional y denotan por sus comentarios que existe una cohesión cultural.
El segundo objetivo es lograr una armonía dentro de la empresa y esto se ve claramente que existe. Se ven los roles bien definidos, las decisiones se toman por consenso y hay lugar para opiniones de parte de todos los integrantes del negocio, a pesar de las diferencias generacionales.
Villafañe expone como tercer objetivo de la comunicación el cambio de actitudes, necesaria ante situaciones de crisis o cambios tecnológicos, sociales y/o económicos. Si bien el artículo no describe ninguna situación de cambio o de superación de crisis, parece haber una participación proactiva y de flexibilidad por parte de las “empleadas”, por ejemplo cuando dicen que los asuntos traspasan los horarios laborales.
Y por último, el objetivo de la mejora de la productividad que exige el mercado cambiante también se ve cumplido porque las hijas reciben instrucciones claras sobre lo que deben hacer dentro de la empresa y, a su vez, están al tanto de la importancia de cumplir con su tarea para lograr la estrategia empresarial. Aquí también influye el consenso para la toma de decisiones, los roles bien definidos de todos los integrantes, y la profesionalización de las hijas.
Saludos, Glenda Hill