domingo, 19 de octubre de 2014

Emprendedorismo

www.parati.com.ar


EMPRENDEDORISMO


La entrevista que leímos  nos pareció muy interesante porque esta emprendedora comenzó con su idea y la llevó a cabo en un contexto económico social -histórico sumamente complejo del país, sin embargo en su discurso vemos reflejadas las características que los describen y las habilidades para movilizar sus competencias a fin de ir al encuentro de su visión.

Liliana Lampuri/Elementos Esenciales.

Abandonó su trabajo como publicitaria para poner en marcha el mayor de sus sueños: crear una marca de cosmética. "En abril de 2001 renuncié a la agencia donde trabajaba, pensando en lanzar una empresa propia, para cumplir un sueño y para estar más tiempo con mi hijo.… En octubre de ese año abrí mi primer local de Elementos Esenciales"”, relata Liliana Lampuri sin titubear, y aclara que para montar la empresa convocó a su hermano –doctor en bioquímica– y se apoyó mucho en su actual marido, que le organizó la parte logística. “"Invertí todos mis ahorros y no me amilané, aún cuando mi papá me preguntaba si estaba loca. Estaba convencida de que no llegaría a los 50 sintiendo que no había tenido las agallas de hacer lo que mi instinto y mi corazón me dictaban. Te puedo asegurar que al ver mi seguridad mi padre enseguida me apoyó"”. Tampoco se dejó amedrentar por la situación que vivía por aquel entonces el país. “Ese era mi momento y yo lo iba a hacer. "Increíblemente la crisis me jugó a favor. Cuando las empresas grandes comenzaron a huir del país, me vinieron a buscar del shopping Unicenter –que antes me habían rechazado porque no tenían lugar para darme– para ofrecerme un stand”, eso no me hizo caer". Paralelamente, también la convocaron de Galerías Pacífico. “"Era un acto arriesgado abrir el segundo local, pero yo  jamás me achiqué. No digo que fue fácil, y había días en que no paraba de llorar. En lugar de tener la mente ocupada en pensar los productos que lanzaría al mes siguiente me la pasaba en interminables colas en los bancos y haciendo malabares para pagar los impuestos que me cobraban antes de haber vendido mi primera crema"”, cuenta casi sin respirar pero también con una sonrisa, esa que transmite que a pesar de todos los inconvenientes ella logró salir adelante. “"Para emprender un negocio en un momento tan agobiante como aquél hay que tener un tipo de personalidad que te permita ver el bosque y no el árbol. Te puedo asegurar que mi corazón está más que feliz. Mi objetivo nunca fue el dinero sino poder cumplir un sueño y te puedo asegurar que me siento más que satisfecha"”, cierra orgullosa, a punto de inaugurar su 15º local (cuatro propios y once franquicias).

martes, 14 de octubre de 2014

Empresas Familiares-Sanchez

Clarín.com.   Suplemento Mujer 10/10/2014

La nota, aunque es corta, acentúa palabras como "confianza, lealtad, espacios que se confunden...." 
Como vimos en la cátedra son características presentes en las empresas familiares, por eso nos pareció interesante compartirla.
                                         



                                       María Rivolta: "Crecieron viéndome con los accesorios"


María Rivolta y sus hijas, la diseñadora celebra 25 años en la moda con su empresa familiar. 
María es la creativa pero siempre escucha la opinión de sus hijas, Inés y Martina.

Con 25 años de trayectoria en la moda, María Rivolta es una empresa familiar ya que comparte su pasión con sus hijas. “Crecieron viéndome trabajar con los accesorios y su participación se dio de manera espontánea. Martina comenzó ayudándome en la venta al público, pero también colaboró en marketing, prensa y diseño durante las vacaciones de la facultad y hasta los fines de semana. Inés, la menor, empezó apenas se recibió de licenciada en Administración de Empresas y lo suyo siempre fueron los números”, cuenta la diseñadora mientras posa con sus hijas anticipando el Día de la Madre.
¿Podrían decirme las ventajas y las desventajas de trabajar juntas?
Martina: Las ventajas tienen que ver con la confianza de sentir el respaldo de la familia. A veces los espacios se confunden y los asuntos laborales traspasan los horarios laborales.
María: Con el tiempo aprendimos a cuidar esos espacios, es cuestión de prestar atención.
Hay muchas marcas familiares en la moda...
María: Supongo que es una industria con pocas barreras de entrada. Para empezar, no es necesario tener experiencia o estudios super avanzados... Y a la vez se puede crecer mucho.
Inés: Incluso creo que para que funcione el concepto de una marca de moda, tiene que estar super claro dentro de la organización, y en una familia esto se da naturalmente.
¿Qué rol tienen los hombres en la empresa?
Inés: Están más enfocados al área comercial, a las ventas, a la relación con las franquicias.

¿Cómo manejan el tema de las diferencias generacionales? Imagino que las más jóvenes querrán lo más transgresor y María quizás lo más clásico.
María: Sí, pero esa dinámica es la más valiosa. 
Los más jóvenes proponen todo el tiempo, yo tomo lo que resuena conmigo y lo que, por experiencia, sé que funciona. A veces, si veo mucho entusiasmo, me dejo convencer. por ejemplo con el dije cuadrado de metal con esmalte y una cadena de víbora.
¿Quién tiene la última palabra?
Martina: Las decisiones generalmente son por consenso. Es muy raro que se decida algo si no hay mayoría.
¿Qué tipo de bijouterie eligen las argentinas?
Martina: Los anillos con esmalte les encantan. Hace unos años que muchas nos buscan por los relojes; pero creo que siempre se acercan por un clásico y se tientan con algo más.
¿Somos ingeniosas las argentinas con la bijou?
Martina: Sí, a diferencia de otros países, acá vemos que hay una interpretación más interactiva.
María: Incluso recibimos muchas propuestas de nuevos diseños de parte de nuestras clientas.
¿Cómo explican el fenómeno del uso de accesorio que se fue dando en los últimos años?
Inés: No creo que hoy se usen más accesorios que antes, creo que los accesorios que la gente elige son más osados; tal vez por eso nos llama más la atención.

viernes, 3 de octubre de 2014

Trabajo y subjetividad/ Schvarstein


El texto de Schvarstein, nos recordó este libro, el cual, nos convoca a problematizar la relación que los seres humanos tienen con el trabajo a comienzos del siglo XXI y a preguntarnos si es posible diseñar e instalar nuevas formas de organización del trabajo, por ende, también, nuevas formas de relación y de configuraciones sociales.
La fragmentación se materializa en diversas formas de organizar ¿o agonizar? en el trabajo.


¿Quién habla? "Lucha y explotación del alma en los call centers” es un libro de Tinta Limón que explica en qué consiste ese trabajo-símbolo de los nuevos modos de explotación donde importa más la obediencia que la productividad, y las relaciones laborales son meras formas de domesticación.
¿Quién habla? se interroga sobre qué significan estas relaciones que imponen empresas dedicadas a la venta de productos inútiles que se ofrecen a través de un ejército de trabajadores sometidos por una verdadera ingeniería de control.
A través de su lectura, ¿Quién habla? responde a la pregunta que nos plantea desde el título y el dibujo de portada con la frase de Walter Benjamín: " Lenguaje incomparable de la calavera: la inexpresividad total-la negrura de sus cuencas- unida a la más salvaje de las expresiones- la sonrisa sarcástica de la dentadura-.
En sus páginas leemos a quienes ingresaron a esa realidad oculta bajo extrañas palabras, charlando sobre lo cotidiano de su dolor; detallando la geografía de esos continentes sumergidos (“la empresa hizo una pared de 25 metros para dividir un call center de 100 metros en dos lugares: el Norte y el Sur, como la división del mundo”. Y en ese Sur -al que un gerente bautiza “Camboya”- confinan a los delegados y activistas.); pero también las formas que idearon de resistencia y sus consecuencias impredecibles: a una protesta le siguió, por ejemplo, el fin del trabajo.“Nos quitaron por completo todas las llamadas. Aprendimos a jugar al TEG, a tejer o a coser. No hay literalmente nada para hacer”.
En “¿Quién habla?” hay muchas voces. Todas y cada una desfilan como un relato coral, hasta desparramar las piezas de ese universo que hoy se llama call center: 
Al colectivo que ha realizado este libro lo impulsa, fundamentalmente, una necesidad: ser escuchados. Es por eso que ofrecen, también, el libro en formato pdf y suman su página, con la intención de que se multipliquen los canales de reproducción de estas voces.  

Todo lo que detalla el libro podemos relacionarlo con lo que dice Schvarstein: "Las relaciones entre el actor y el personaje y la distancia de rol dan cuenta de la dialéctica que es fundante de la subjetividad del sujeto en situación de trabajo. Subjetividad del sujeto sujetado por la organización, la cual, aparece siempre en posición de restricción; al sujeto que se sujeta cuando no encuentra el espacio para expresar su dimensión humana en la organización; pero incluyo al sujeto productor, actor que impulsa al personaje a salirse de los límites que le impone la organización, actor que reflexiona acerca de las características del personaje y lo mejora y de esta manera enriquece a la organización; porque la autonomía conlleva a la vigencia de un proyecto organizacional articulado con el propio desarrollo del sujeto y la dependencia conduce a la ausencia de un proyecto y a una falta de libido puesta en la organización, expresiones ambas de un sujeto en retirada".


Bauman: Mundo on-line y off-line

“Vivimos en dos mundos paralelos y diferentes: el online y el offline”

En un mundo comandado por la incertidumbre los avances tecnológicos posibilitan la expansión de las fronteras y también invitan al ser humano a adquirir nuevas formas de comunicación.
El mundo on-line facilita la velocidad de la vida moderna pero también ayuda a evitar el encuentro con la diversidad: elaborar la forma de cohabitar con otros mediante el diálogo parecería ya no ser necesario.
Bauman expresa en este artículo su perspectiva respecto a estas cuestiones y nos plantea: “Nunca en la historia humana hubo tanta comunicación como hoy pero esta comunicación no desemboca en el diálogo, que es el desafío cultural más importante de nuestro tiempo”

Nos preguntamos: ¿El desafío cultural del diálogo va de la mano con los objetivos de la tecnología? ¿Cuáles serían los “valores” de la tecnología que en apariencias excluyen al diálogo como un factor para su desarrollo?
Paradójicamente Bauman habla de “nuestro tiempo” como si fuera posible establecer un consenso y pensar en algo nuestro en esta época en que lo único permanente y compartido es el cambio y la incerteza.




Zygmunt Bauman. Sociólogo y filósofo
Hemos llegado a un punto en el que pasamos más tiempo frente a pantallas que frente a otras personas y eso tiene efectos perturbadores que no solemos percibir, dice este pensador.
En un mismo tono de voz e igual grado de expresividad, Zygmunt Bauman, el sociólogo más influyente de las últimas décadas, hace chistes sobre su sordera y reflexiona sobre la doble vida -online y offline- que, según él, define nuestra modernidad. “Venga de este lado –y señala el audífono escondido en su oído izquierdo- así puedo escuchar algo de lo que usted me diga y conversamos”, dice en una terraza de Lignano Sabbiadoro, el refinado balneario de la costa friulana, cerca de Udine, hasta donde Bauman vino a recibir el Premio Hemingway en la categoría Aventura del Pensamiento. Acaba de guardarse la pipa en el bolsillo. Tiene todavía en la mano dos encendedores y el paquete de tabaco Clan Aromatic, un blend de catorce tabacos diferentes elaborado en Holanda.
¿Qué aspecto de la vida moderna le hace perder el sueño últimamente?
Bueno, trato de simplificar y de encontrar un denominador común en lo que pienso y en lo que digo porque vivimos en un mundo problemático y lo que subyace en común en todas las manifestaciones de los inconvenientes de estos tiempos es la fluidez, la liquidez actual que se refleja en nuestros sentimientos, en el conocimiento de nosotros mismos.
Bauman ya era un sociólogo prestigioso cuando lanzó su concepto líquido -esa idea de inconsistencia que para definir el mundo que nos rodea aplicó a la vida, al amor y a la modernidad- que le valió notoriedad mediática y popular: “Elegí llamar ‘modernidad líquida’ a la creciente convicción de que el cambio es lo único permanente y la incerteza la única certeza –dice él-. La vida moderna puede adquirir diversas formas, pero lo que las une a todas es precisamente esa fragilidad, esa temporalidad, la vulnerabilidad y la inclinación al cambio constante”.
¿Seguimos dominados por la incertidumbre?
La incertidumbre es nuestro estado mental que está regido por ideas como “no sé lo que va a suceder”, “no puedo planificar un futuro”. El segundo sentimiento es el de impotencia, porque aun cuando sepamos qué es lo que debemos hacer, no estamos seguros de que eso vaya a ser efectivo: “no tengo los recursos, los medios”, “no tengo el poder suficiente para encarar el desafío”. El tercer elemento, que es el más dañino psicológicamente, es el que afecta la autoestima. Uno se siente un perdedor: “no puedo mantenerme a flote, me hundo”, “son los demás los exitosos”. En este estado anímico de inestabilidad, maníaco, esquizofrénico, el hombre está desesperado buscando una solución mágica. Uno se vuelve agresivo, brutal en la relación con los demás. Usamos los avances tecnológicos que, teóricamente deberían ayudarnos a extender nuestras fronteras, en sentido contrario. Los utilizamos para volvernos herméticos, para cerrarnos en lo que llamo “echo chambers”,un espacio donde lo único que se escucha son ecos de nuestras voces, o para encerrarnos en un “hall de los espejos” donde sólo se refleja nuestra propia imagen y nada más.
¿Dónde lo pasamos mejor, online u offline?
Hoy vivimos simultáneamente en dos mundos paralelos y diferentes. Uno, creado por la tecnología online, nos permite transcurrir horas frente a una pantalla. Por otro lado tenemos una vida normal. La otra mitad del día consciente la pasamos en el mundo que, en oposición al mundo online, llamo offline. Según las últimas investigaciones estadísticas, en promedio, cada uno de nosotros pasa siete horas y media delante de la pantalla. Y, paradojalmente, el peligro que yace allí es la propensión de la mayor parte de los internautas a hacer del mundo online una zona ausente de conflictos. Cuando uno camina por la calle en Buenos Aires, en Río de Janeiro, en Venecia o en Roma, no se puede evitar encontrarse con la diversidad de las personas. Uno debe negociar la cohabitación con esa gente de distinto color de piel, de diferentes religiones, diferentes idiomas. No se puede evitar. Pero sí se puede esquivar en Internet. Ahí hay una solución mágica a nuestros problemas. Uno oprime el botón “borrar” y las sensaciones desagradables desaparecen. Estamos en proceso de liquidez ayudada por el desarrollo de esta tecnología. Estamos olvidando lentamente, o nunca lo hemos aprendido, el arte del diálogo. Entre los daños más analizados y teóricamente más nocivos de la vida online están la dispersión de la atención, el deterioro de la capacidad de escuchar y de la facultad de comprender, que llevan al empobrecimiento de la capacidad de dialogar, una forma de comunicación de vital importancia en el mundo offline.
Si nos sentimos cómodos conectados, ¿para qué nos haría falta recuperar el diálogo?
El futuro de nuestra cohabitación en la vida moderna se basa en el desarrollo del arte del diálogo. El diálogo implica una intención real de comprendernos mutuamente para vivir juntos en paz, aun gracias a nuestras diferencias y no a pesar de ellas. Hay que transformar esa coexistencia llena de problemas en cooperación, lo que se revelará en un enriquecimiento mutuo. Yo puedo aprovechar su experiencia inaccesible para mí y usted puede tomar algún aspecto de mi conocimiento que le sea útil. En un mundo de diáspora, globalizado, el arte del diálogo es crucial. La diasporización es un hecho. Estoy seguro de que Buenos Aires es una colección de diversas diásporas. En Londres hay 70 diásporas diversas: étnicas, ideológicas, religiosas, que viven una al lado de la otra. Transformar esta coexistencia en cooperación es el desafío más importante de nuestro tiempo. Diálogo significa exponer las propias ideas aun asumiendo el riesgo de que en el transcurso de la conversación se compruebe que uno estaba equivocado y que el otro tenía razón. El mejor ejemplo lo ha dado su Papa, el Papa argentino: apenas asumió, Francisco concedió su primera entrevista a Eugenio Scalfari, decano de los periodistas italianos y ateo confeso, y a un diario anticlerical como es La Repubblica.
¿La vida online es un refugio o un consuelo a esa falta de diálogo?
Hallamos un sustituto a nuestra sociabilidad en Internet y eso hace más fácil no resolver los problemas de la diversidad. Es un modo infantil de esquivar vivir en la diversidad. Hay otra fuerza que actúa en contra y es el cambio de situación en la regulación del mercado del trabajo. Los antiguos lugares de trabajo eran ámbitos que propiciaban la solidaridad entre las personas. Eran estables. Eso cambió hoy con los contratos breves y precarios. Las condiciones inestables, fluctuantes y sin perspectivas de carrera no favorecen la solidaridad sino la competencia. Estos dos factores no incentivan a la gente para el diálogo. Soy una persona ya mayor y creo que me voy a morir sin ver este problema resuelto.
Surgen en distintos lugares del mundo, sin embargo, procesos de autoorganización social desde abajo. Vecinos que se autogestionan para resolver problemas como la inseguridad o para recuerar la sociabilidad perdida. ¿Es una alternativa o un paliativo?
Lo que usted señala es muy importante. Es crucial para la actual situación porque todas las instituciones de acción colectiva que heredamos de nuestros ancestros, aquellos que desarrollaron las bases de la democracia moderna como el poder tripartito, el parlamento en las democracias representativas, las elecciones, la Corte Suprema, ya no funcionan adecuadamente. Todas estas instituciones tenían una única y misma idea en mente: establecer las reglas de la soberanía territorial. Pero vivimos en condiciones de globalización, lo que significa que nadie es territorialmente independiente. Ningún gobierno hoy puede decir que tiene pleno control de la situación porque se vive en un mundo globalizado donde los mercados, las finanzas, el poder, todo está globalizado. Entonces, aquellas instituciones que una vez fueron efectivas en establecer la independencia territorial para un mejor desarrollo del Estado moderno, hoy son inservibles para afrontar el tema de la interdependencia a la que nos enfrenta la globalización.
¿Los gobiernos son ciegos o necios al punto de no admitir la globalización?
Proponen soluciones locales a problemas globales. No se puede pensar con esta lógica. Es preciso desarrollar soluciones que renieguen de las fronteras territoriales del mismo modo que lo han hecho los bancos, los mercados, el capital de inversiones, el conocimiento, el terrorismo, el mercado de armas, el narcotráfico.
¿Y eso daría origen a las nuevas formas de autoorganización?
Surgen proyectos interesantes como Slow Food o Médicos Sin Fronteras. Jeremy Rifkin (economista y teórico social estadounidense) escribió un libro que se publicó el año pasado - The Zero Marginal Cost Society. The Internet of Things, The Collaborative Commons, and the Eclipse of Capitalism (El costo social cero. La Internet de las cosas, los bienes comunes colaborativos y el eclipse del capitalismo)- donde señala que una nueva realidad está emergiendo aún inadvertida por la opinión pública. Los mercados competitivos están siendo reemplazados por lo que él denomina “collaborative commons” , el bien común colaborativo, donde la gente no busca la ganancia personal sino la cooperación, reunir fuerzas y compartir. Compartir conocimiento, recursos. Compartir felicidad, compartir welfare .
¿Usted está de acuerdo?
No sabría decir si Rifkin tiene razón o no. El dice que la tecnología resolverá el problema, que lo hará por nosotros. Para mí eso es una reedición del determinismo tecnológico que no me gusta. Me resulta improbable sugerir que la cuestión esté resuelta y que el éxito de la transformación en curso esté preestablecido. Un hacha se puede usar para cortar leña o para partirle la cabeza a alguien: mientras la tecnología determina la serie de opciones abiertas a los seres humanos, no determina cuál de estas opciones al final será elegida o descartada. Qué puede hacer el hombre es tal vez una pregunta que puede dirigirse a la tecnología. Pero qué hará el hombre debe preguntarse a la política, a la sociología, a la psicología. La gente está buscando alternativas a las instituciones que no están funcionando. Hacen lo que nadie hará por ellos. Eso es innegable.
Facebook, la tierra de la vigilancia voluntaria
Copyright Clarín, 2014.
“Mark Zuckerberg embolsó 50 millones de dólares apuntando a nuestro miedo de estar solos. Eso es Facebook”, nos dice Zygmunt Bauman en su reflexión sobre el rol de las redes sociales en la vida moderna. Y explica: “Nunca en la historia humana hubo tanta comunicación como hoy pero esta comunicación no desemboca en el diálogo, que es el desafío cultural más importante de nuestro tiempo. En Facebook jamás puede suceder que alguien se sienta rechazado o excluido. Siempre, veinticuatro horas al día, los siete días de la semana, habrá alguien dispuesto a recibir un mensaje o a responderlo”.
Bauman menciona un capítulo del ensayo del sociólogo y periodista bielorruso Evgenij Morozov, La ingenuidad de la red, titulado “Por qué la KGB quiere que te inscribas en Facebook”: “Millones de usuarios de Facebook corren carreras para hacer públicos los aspectos más íntimos y por lo tanto más inaccesibles de sus propias intimidades –dice Bauman-. Y no sólo eso: de tus propias relaciones sociales, de sus propios pensamientos. Las redes sociales son el terreno de una forma de vigilancia voluntaria, hecha en casa, preferible a las agencias especializadas en las que operan profesionales del espionaje.”


jueves, 25 de septiembre de 2014

Generación Y - Generación Z: ¿Qué es el Phubbing?

¿Sabes qué es el “Phubbing”?





Con la aparición de las generaciones Y y Z nacidas bajo los encantos de los avances tecnológicos, se van instaurando nuevas formas de comunicación que de acuerdo al contexto en el cual se apliquen serán vistas como productivas o no.
Será oportuno plantearnos ¿quién las cuestiona? ¿para qué? ¿cuál es el aparente equilibrio que se añora recurriendo a un modo de comunicación que ya no estaría cuadrando con los tiempos actuales?
En medio de la revolución a la que nos invita un nuevo paradigma encontramos resistencia al cambio, cuestionamientos y la necesidad de rotular lo desconocido para que parezca generar menos incertidumbre.

Mientras tanto contribuimos acercándoles una nota que nos resulta interesante para abrir un interrogante: ¿qué es un contexto próximo y real para un adolescente?


La palabra es un tanto extraña, pero estamos seguros de que hasta tú mismo has practicado el “Phubbing”alguna vez. O lo que es peor, lo han hecho delante de ti. Está claro que las nuevas tecnologías no solo nos abren todo un mundo de posibilidades en materia de comunicación, información y relaciones, también cambian nuestros hábitos de comportamiento de un modo del que tal vez, no seamos conscientes.
Tanto es así que estamos condenados a aprender nuevos términos para estas nuevas realidades. Hoy, te invitamos a descubrir qué es el Phubbing.

El arte de ignorar a quienes están a nuestro alrededor

Este fenómeno es relativamente reciente. Justo cuando en el 2007, el uso de los llamados Smartphones o teléfonos inteligentes se alzó  como algo indispensable en nuestro día a día, como una extensión más de nuestra mano capaz de hacernos la vida mucho más fácil. El fenómeno de poder disponer de modo sencillo y rápido de una tecnología tan pequeña y manejable, capaz de contener casi las mismas posibilidades que un ordenador, empezó a cambiar nuestra vida de un modo muy significativo.
Somos capaces de realizar muchas cosas a la vez: comer y leer el correo, andar por la calle y revisar elFacebook, y cómo no, cenar o estar en medio de una conversación con amigos o familiares y consultar a la vez nuestro Twitter o nuestros Whatsapp. En esencia, hemos adquirido la incómoda costumbre de de practicar la descortesía de vez en cuando frente a los demás, pero eso sí…puede que voluntaria o involuntariamente.
La palabra responde a un término inglés formado por las palabras phone y snubbingque se traduce en algo así como “menospreciar a alguien mientras atendemos el teléfono”. La idea ha existido durante unos años sin que se le etiquetara bajo este nombre, y es que son muchas las personas que lo practican casi sin darse cuenta, dando prioridad a ese mundo virtual antes de a la realidad inmediata que les envuelve.
Tanta fama ha adquirido el Phubbing que en EEUU, tras dar nombre a este fenómeno social, está asentando las bases para intentar combatir este incómodo comportamiento. El “plan de ataque”, por decirlo así, se va a realizar a través de plataformas virtuales y anuncios de televisión, ahí donde comparar este hecho a la descortesía por ejemplo de quien se sienta a una mesa y empieza a comer antes que el resto de invitados y finaliza sin tener en cuenta a nadie.
La campaña se va llamar “Antiphubbing” y va a ir enfocada sobre todo a adolescentes, a la población más joven quienes, según varios estudios, priorizan sus amistades y relaciones virtuales antes que su contexto social más próximo y real. Ya no se trata solo de corregir un gesto de menosprecio o malos modales, se intenta más que nada dar constancia de un comportamiento social negativo para el desarrollo personal y emocional de los más jóvenes.
Y y tú ¿Has sufrido alguna vez el Phubbing?g”?
¿Qué es el phubbing?

miércoles, 24 de septiembre de 2014

Eduardo Galeano y la Modernidad sólida


Compartimos con Uds. un artículo publicado por Eduardo Galeano que evidencia en sus palabras la nostalgia del pasado, la incomprensión de la velocidad de los tiempos que justamente corren y la dificultad para el cambio.
Este escritor refleja el pensamiento de la población gestada por el universo de la Modernidad sólida:
¿Cómo se vive en un mundo desechable con un pensamiento procrastinador?
¿Cómo se comprende la vida útil de los objetos, de las costumbres, de los vínculos, de las personas?




Me caí del mundo y no sé por dónde se entra (para mayores de 50)

  10:08 hrs.

Lo que me pasa es que no consigo andar por el mundo tirando cosas y cambiándolas por el modelo siguiente sólo porque a alguien se le ocurre agregarle una función o achicarlo un poco. No hace tanto, con mi mujer, lavábamos los pañales de los críos, los colgábamos en la cuerda junto a otra ropita, los planchábamos, los doblábamos y los preparábamos para que los volvieran a ensuciar. Y ellos, nuestros nenes, apenas crecieron y tuvieron sus propios hijos se encargaron de tirar todo por la borda, incluyendo los pañales. ¡Se entregaron inescrupulosamente a los desechables!
Si, ya lo sé. A nuestra generación siempre le costó botar. ¡Ni los desechos nos resultaron muy desechables! Y así anduvimos por las calles guardando los mocos en el pañuelo de tela del bolsillo. Yo no digo que eso era mejor. Lo que digo es que en algún momento me distraje, me caí del mundo y ahora no sé por dónde se entra. Lo más probable es que lo de ahora esté bien, eso no lo discuto. Lo que pasa es que no consigo cambiar el equipo de música una vez por año, el celular cada tres meses o el monitor de la computadora todas las navidades.
Es que vengo de un tiempo en el que las cosas se compraban para toda la vida. Es más ¡Se compraban para la vida de los que venían después! La gente heredaba relojes de pared, juegos de copas, vajillas y hasta palanganas.
El otro día leí que se produjo más basura en los últimos 40 años que en toda la historia de la humanidad. Tiramos absolutamente todo. Ya no hay zapatero que remiende un zapatero, ni colchonero que sacuda un colchón y lo deje como nuevo, ni afiladores por la calle para los cuchillos. De “por ahí” vengo yo, de cuando todo eso existía y nada se tiraba. Y no es que haya sido mejor, es que no es fácil para un pobre tipo al que lo educaron con el “guarde y guarde que alguna vez puede servir para algo”, pasarse al “compre y bote que ya se viene el modelo nuevo”. Hay que cambiar el auto cada tres años porque si no, eres un arruinado. Aunque el coche esté en buen estado. ¡Y hay que vivir endeudado eternamente para pagar el nuevo! Pero por Dios.
Mi cabeza no resiste tanto. Ahora mis parientes y los hijos de mis amigos no sólo cambian de celular una vez por semana, sino que, además, cambian el número, la dirección electrónica y hasta la dirección real. Y a mí me prepararon para vivir con el mismo número, la misma mujer, la misma casa y el mismo nombre. Me educaron para guardar todo. Lo que servía y lo que no. Porque algún día las cosas podían volver a servir.
Si, ya lo sé, tuvimos un gran problema: nunca nos explicaron qué cosas nos podían servir y qué cosas no. Y en el afán de guardar (porque éramos de hacer caso a las tradiciones) guardamos hasta el ombligo de nuestro primer hijo, el diente del segundo, las carpetas del jardín de infantes, el primer cabello que le cortaron en la peluquería… ¿Cómo quieren que entienda a esa gente que se desprende de su celular a los pocos meses de comprarlo? ¿Será que cuando las cosas se consiguen fácilmente, no se valoran y se vuelven desechables con la misma facilidad con la que se consiguieron?
En casa teníamos un mueble con cuatro cajones. El primer cajón era para los manteles y los trapos de cocina, el segundo para los cubiertos y el tercero y el cuarto para todo lo que no fuera mantel ni cubierto. Y guardábamos…  ¡¡Guardábamos hasta las tapas de los refrescos!! Los corchos de las botellas, las llavecitas que traían las latas de sardinas.  ¡Y las pilas! Las pilas pasaban del congelador al techo de la casa. Porque no sabíamos bien si había que darles calor o frío para que vivieran un poco más. No nos resignábamos a que se terminara su vida útil en un par de usos.
Las cosas no eran desechables. Eran guardables. ¡Los diarios! Servían para todo: para hacer plantillas para las botas de goma, para poner en el piso los días de lluvia, para limpiar vidrios, para envolver. ¡Las veces que nos enterábamos de algún resultado leyendo el diario pegado al trozo de carne o desenvolviendo los huevos que meticulosamente había envuelto en un periódico el tendero del barrio! Y guardábamos el papel plateado de los chocolates y de los cigarros para hacer adornos de navidad y las páginas de los calendarios para hacer cuadros y los goteros de las medicinas por si algún medicamento no traía el cuentagotas y los fósforos usados porque podíamos reutilizarlos estando encendida otra vela, y las cajas de zapatos que se convirtieron en los primeros álbumes de fotos y los mazos de naipes se reutilizaban aunque faltara alguna, con la inscripción a mano en una sota de espada que decía “éste es un 4 de bastos”.
Los cajones guardaban pedazos izquierdos de pinzas de ropa y el ganchito de metal. Con el tiempo, aparecía algún pedazo derecho que esperaba a su otra mitad para convertirse otra vez en una pinza completa. Nos costaba mucho declarar la muerte de nuestros objetos. Y hoy, sin embargo, deciden “matarlos” apenas aparentan dejar de servir.
Y cuando nos vendieron helados en copitas cuya tapa se convertía en base las pusimos a vivir en el estante de los vasos y de las copas. Las latas de duraznos se volvieron macetas, portalápices y hasta teléfonos. Las primeras botellas de plástico se transformaron en adornos de dudosa belleza y los corchos esperaban pacientemente en un cajón hasta encontrarse con una botella.
Y me muerdo para no hacer un paralelo entre los valores que se desechan y los que preservábamos. Me muero por decir que hoy no sólo los electrodomésticos son desechables; que también el matrimonio y hasta la amistad son descartables. Pero no cometeré la imprudencia de comparar objetos con personas.
Me muerdo para no hablar de la identidad que se va perdiendo, de la memoria colectiva que se va tirando, del pasado efímero. De la moral que se desecha si de ganar dinero se trata. No lo voy a hacer. No voy a mezclar los temas, no voy a decir que a lo perenne lo han vuelto caduco y a lo caduco lo hicieron perenne.
No voy a decir que a los ancianos se les declara la muerte en cuanto confunden el nombre de dos de sus nietos, que los cónyuges se cambian por modelos más nuevos en cuanto a uno de ellos se le cae la barriga, o le sale alguna arruga.  Esto sólo es una crónica que habla de pañales y de celulares. De lo contrario, si mezcláramos las cosas, tendría que plantearme seriamente entregar a mi señora como parte de pago de otra con menos kilómetros y alguna función nueva. Pero yo soy lento para transitar este mundo de la reposición y corro el riesgo de que ella me gane de mano y sea yo el entregado.
Me caí del mundo y no sé por dónde se entra.

domingo, 21 de septiembre de 2014

Equipos virtuales

Equipos Virtuales



La demanda del incremento de la velocidad para el alcance del logro de objetivos obliga al desarrollo de nuevas formas de organizar el trabajo. Entre los cambios a los que invita la modernidad líquida se encuentra el desarrollo de herramientas remotas para el cumplimiento de las metas. En la actualidad el estilo laboral que se impone es el trabajo lejos de la oficina: los “equipos virtuales”.
El éxito no se trata simplemente de la capacitación en el manejo de soportes electrónicos: correo, teléfono, computadora, etc; se trata también de generar distintos factores para poder llevar a cabo el trabajo. Entre dichos factores se encuentra la confianza, la comunicación efectiva, la gestión del proyecto, la creación de valores compartidos, la transmisión de la cultura, el desarrollo del sentido de pertenencia; y para que esto sea posible es importante que el ejercicio del liderazgo del equipo sea llevado a cabo por un sujeto que posea las competencias necesarias o que tenga la capacidad para desarrollarlas.
Si bien este artículo no menciona explicitamente las características convenientes de los sujetos que serían facilitadoras para la formación de tales equipos, puntúa ciertas cuestiones a tener en cuenta a la hora de comprender el funcionamiento de los mismos y que son importantes para el logro del éxito. 


Ejecutivos on-line: la nueva gerencia virtual

En los últimos años, las organizaciones han asistido a múltiples y drásticos cambios. Gran parte de estas transformaciones han sido consecuencia del surgimiento de nuevas tecnologías de información y comunicación.


Hoy en día, la integración de aplicaciones de Internet y comercio electrónico facilitan el juego empresarial en las nuevas dinámicas de la economía. Asimismo posibilitan a las compañías afrontar las ventajas y amenazas de un mercado cada vez más amplio y competitivo.

El comercio electrónico (e-business) permite a las organizaciones de todos los tamaños transformar su forma de hacer negocios: aumentar los ingresos, mejorar la satisfacción de los clientes, ahorrar dinero durante el proceso y aprovechar plenamente la economía interconectada de la actualidad.

Tecnologías como Internet, el correo electrónico, los teléfonos celulares y los faxes han modificado las formas de trabajo y, como consecuencia, los estilos de gerencia. 

Tiempo y espacio han dejado de ser barreras para las rutinas laborales y los procesos administrativos. 

Las necesidades de conectividad de un mundo global han impulsado el desarrollo tecnológico para facilitar el trabajo móvil, el trabajo virtual, y el gerenciamiento de equipos remotos.

Retos y perspectivas

En este sentido, la tecnología actual está generando que organizaciones de todos los tamaños re-piensen dónde y cómo realizar el trabajo.

El ambiente de hoy demanda nuevas formas de liderazgo y, este cambio gerencial, implica saber manejar equipos, procesos y organizaciones de manera remota o virtual.

Trabajadores remotos, empleados virtuales, teletrabajadores o empleados móviles, no importa la manera como se denominen. Lo importante es saber que en el nuevo ambiente de negocios, en una generación que es e-business, el trabajo lejos de la oficina es el estilo laboral que está irrumpiendo en las organizaciones contemporáneas, transformando las maneras de gerenciar los negocios.

Liderazgo de equipos virtuales

Liderar equipos virtuales va mucho más allá de saber utilizar ciertas herramientas tecnológicas. Implica reconocer los cambios que la tecnología ejerce en las maneras de organizar, delegar, evaluar y reconocer el trabajo de un equipo. 

Los gerentes y empleados de hoy deben identificar estas transformaciones y empezar a preparase para afrontarlas.

El éxito de la gerencia virtual también depende de la selección adecuada de las soluciones tecnológicas que respondan a las necesidades del negocio y del equipo que se va a gerenciar. Saber escoger la infraestructura adecuada es determinante.

Asimismo asumir los cambios requiere desarrollar una especial sensibilidad hacia las necesidades organizacionales, las necesidades de los empleados, los objetivos del negocio y compromiso con una gerencia innovadora.

Por tanto, la gerencia virtual implica desarrollar una nueva forma de seguimiento y evaluación del trabajo del equipo. 

El paso a este nuevo estilo gerencial implica una transición del gerenciamiento por monitoreo al gerenciamiento por objetivos. Se debe aclarar que un empleado no necesariamente carece de supervisión porque no es observado permanentemente.

La forma de supervisar el trabajo de un equipo remoto es gerenciando su trabajo y monitoreando sus resultados. El énfasis debe hacerse más en la productividad que en los procedimientos.

Sin embargo alinear un equipo virtual con la cultura de la organización es otro aspecto gerencial que se hace más complejo cuando la comunicación está mediada por la tecnología. 

Una gerencia virtual efectiva debe considerar como algo prioritario el proceso de aculturación de los empleados remotos. 

Al igual que con un empleado local es necesario ofrecer al trabajador remoto actividades de desarrollo que posibiliten su proceso de aculturación (conocimiento y adaptación a los nuevos sistemas, modelos y realidades).

e-learning

En este contexto, las actividades de mejoramiento deben responder a las necesidades de movilidad y fácil acceso que estos empleados requieren. 

En el caso de los procesos de entrenamiento se deben implementar soluciones tecnológicas de e-learning.

El e-learning es una herramienta que va más allá de que un estudiante curse una materia a través de Internet. 

En un concepto más completo, el e-learning permite ofrecer información, capacitación y entrenamiento a todas aquellas personas que lo necesiten, en línea, en el momento y lugar más convenientes.

En la actualidad, y dentro de la revolución tecnológica donde se inserta el e-learning, el panorama se muestra dirigido hacia aparatos conectados: casas con redes, tecnología inalámbrica o banda ancha, lo que posibilitará que el e-learning funcione 24 horas y siete días a la semana.

Tradicionalmente, la fuerza de ventas, los nuevos empleados y los proveedores de una compañía participaban de seminarios de tres o cuatro días, dos o tres veces al año, donde eran educados y capacitados sobre las últimas tendencias en la industria. 

Sin embargo, últimamente, esto resulta cada vez más difícil y costoso. Las organizaciones, progresivamente y, aprovechando la ventaja competitiva que ofrece Internet, centran sus estrategias de capacitación o entrenamiento en-línea, generando ahorros importantes en costos y ofreciéndole grandes ventajas en comodidad a los usuarios finales.

* Felipe Izquierdo es el Gerente de Ventas de Computación Personal, IBM Latinoamérica.



domingo, 7 de septiembre de 2014

Gestión Multigeneracional


Gestión Multigeneracional    (Pilar Lombardía-Guido Stein- José Pin)

Como por primera vez en la historia del mercado laboral, las organizaciones se encuentran con distintas generaciones, el desafío que los convoca  a los profesionales de recursos humanos, es conocer sus valores, sus motivaciones para poder establecer un adecuado contrato psicológico. El presente artículo e imagen nos parecieron sumamente elocuentes para reflejar lo visto en clase.

Clarin.com/ Sociedad       Tendencias    18/12/2011

La “generación Y” llega al mundo laboral e impone nuevas reglas

TENDENCIAS
Jóvenes, creativos y provocadores. 
Tienen veintipico y no creen en “hacerse de abajo”. 
Jamás se quedan después de hora, priorizan sus gustos y no quieren pasar su vida en una misma empresa. Si el empleo no los complace, renuncian.


Va el caso que estudian en el departamento de psicología de la UADE: 
Jota tiene 28 años, excelente promedio en la carrera de administración y se fue del país luego de que una consultora de Londres lo contratara por varios miles de euros. Cualquier adulto diría que Jota, el ejemplar, ya cocinó su futuro. Pero meses atrás Jota puso en movimiento todas sus conquistas y le planteó a sus jefes que renunciaba si no le concedían dos horas menos de tareas por día para poder ensayar con su banda de rock. Sus jefes aceptaron.
La sociología utiliza el término “Generación Y” para definir a los sucesores de la “Generación X”. Se trata de los nacidos entre 1982 y 1994 –como Jota–, que hoy tienen entre 18 y 30 años y están desembarcando en el mercado laboral. No como simples advenedizos, sino con una mochila de valores que los diferencia de sus compañeros más grandes. No son valores ni mejores ni peores; es otro chip.
“Son, además, nativos digitales”, dice la doctora Elena Scherb, directora de la Licenciatura en Psicología de la UADE. “Crecieron conectados y muchas veces saben más que los adultos. No se sienten elegidos para un trabajo, sino que eligen el trabajo que quieren hacer. Si no les gusta, están dispuestos a renunciar”.
De acuerdo con los especialistas, los Y no creen en el “hay que hacerse de abajo” legado a los hijos de la inmigración, es decir, a sus padres.
Muchos Y vieron de chicos como varios de sus parientes quedaban desafectados de grandes compañías después de “haberles dado la vida” y no creen en la empresa como institución. Así, si un X (entre 30 y 45 años) busca seguir aprendiendo, acepta lo que le toca y se define por lo que hace; para un Y, en cambio, el trabajo es aquello que le permite llegar a lo que quiere, la libertad personal y el placer. Por eso, repiensan su empleo cada tanto y están dispuestos a cambiarlo si no cubre sus expectativas.
Los Y no aceptan “ponerse la camiseta” y tampoco el esfuerzo desmedido como método para alcanzar objetivos. Mucho menos, lo que sus jefes definen como “pagar derecho de piso”. Son los mismos jefes que se asombran cuando a poco de arribar, los jóvenes preguntan: “¿Cuántos días de vacaciones tengo?”. Naturalmente, un Y jamás se queda después de hora, a diferencia de un X, que cree demostrar su compromiso con una actitud de este tipo.
Alejandro Melamed lo comprende. Es vicepresidente de recursos humanos de Coca Cola Latinoamerica Sur y cada vez que recibe a un empleado Y, le pregunta: “¿Qué me vas a enseñar?”. Ahora opina: “Es la generación del lugar virtual y la velocidad, que está a un click de distancia de todo y espera respuestas rápidas. También enseñan. Cuando los adultos compramos un objeto electrónico nuevo, le pedimos a ellos que nos enseñen a usarlo. Pero además, buscan un contexto laboral que desafíe y divierta. Quieren autonomía, además de diálogo abierto y constante”.
Un estudio reciente sobre los Y y la felicidad en el ámbito laboral, cuenta Melamed, determinó que los más felices eran aquellos que lograban un feedback fluido con sus jefes. “El sueldo no es lo que los motiva. Necesitan que les digan que están haciendo las cosas bien y los enoja que sólo se les remarque lo que está mal”.
El conflicto viene por ahí. Si un X acepta la autoridad casi sin cuestionar, el Y ve todo más horizontal y es capaz de pedir permiso para no trabajar mañana porque esta noche tiene al recital de Birtney Spears. “Pero lo interesante –sigue Melamed– es que X e Y pueden trabajar a partir de las diferencias. Las empresas tenemos que entender más a los Y para poder capitalizar la energía y novedad que traen”. 
Los Y son globales. De clase media y media alta, caminan con su Ipod (el elemento que los define) y se repiten en los grandes centros urbanos como nacidos de una misma matriz.
En el país, según los estudios, representan a un 25% de la población joven. Hedonistas, les interesa más la experiencia del consumo que acumular bienes. Pero también se identifican con valores solidarios.  “Género, ecología, política son temas que los convocan”.
Cuando el filósofo de moda Zygmun Bauman postula que la era de la modernidad sólida ha llegado a su fin quiere decir que los objetos sólidos, a diferencia de los líquidos, conservan su forma y persisten en el tiempo: es decir, duran. En cambio los líquidos son informes y se transforman constantemente: fluyen. Eso es aquello que la “Generación Y” parece entender a la perfección.

domingo, 31 de agosto de 2014

Perez van Morlegan

“Estrategia Empresarial y Recursos Humanos” de Perez van Morlegan aplicado a la película “La Ola”


Esta película está basada en los hechos ocurridos en una escuela secundaria en California en 1967. La trama gira alrededor del profesor Wenger a quien se le asigna un proyecto educativo en torno a la autocracia. Durante una serie de clases, el profesor presentó los elementos que intentan dar sustento a esa metodología política: espíritu de grupo, sentimiento de comunidad, ideales comunes, disciplina y ayuda mutua. Elementos que fueron llevados a la práctica logrando el consenso por parte de los alumnos del curso y luego de gran parte de la escuela, transformándolo en un movimiento real.
Los jóvenes adoptaron un uniforme, pusieron un nombre al grupo, diseñaron un símbolo gráfico, adoptaron un saludo particular y superaron las diferencias sociales.
Las críticas del entorno potenciaron al grupo y finalmente tal movimiento se transformó en una tragedia.

Durante el film es posible observar la influencia que el profesor ejerce sobre los alumnos, ligada a la confianza que les brinda y a los valores que transmite, desempeñando un liderazgo directivo: imparte y recibe respeto ligado a cuestiones ideológicas más que a intereses económicos.
El estilo participativo que utilizó el profesor favoreció la comunicación bidireccional. Van Morlegan describe las distintas direcciones de la comunicación. Es posible aplicar a la película “La Ola” algunas de ellas, por ejemplo: la dirección vertical descendente, que se establece desde un nivel superior hacia uno inferior, mediante la cual el profesor fija objetivos y da instrucciones. La dirección vertical ascendente que fluye desde un nivel inferior hacia un nivel superior, es el ejemplo de los alumnos transmitiéndole al profesor la realización de actividades, o las quejas al no estar de acuerdo con la ideología del grupo. La dirección horizontal que se establece entre pares, por ejemplo en la planificación de una reunión, la organización para salir a las calles a plasmar el logo que identifica al grupo.

El profesor logra que los alumnos se identifiquen con algunos valores característicos de la autocracia y motiva el trabajo en equipo, la unidad, la igualdad entre pares.
Pese a la existencia de una comunicación que genera intercambios de doble vía, el profesor no estuvo atento al feedback, ya que no le fue posible detectar a tiempo que lo que transmitía, no era recibido de la forma en la que él lo emitía. También pudo haber tenido cierta influencia el tipo de comunicación que utilizó: la información fue transmitida informalmente ya que se llevaba a cabo no solo en el aula, sino además en distintos sitios. Esto que le permitió la obtención de respeto, confianza y ser considerado en ocasiones como un par, también ocasionó “ruidos” que terminaron generando una distorsión de lo transmitido.
El proceso de comunicación que plantea Van Morlegan establece cinco aspectos a tener en cuenta: qué comunicamos, a quién, cómo, cuándo y la calidad del mensaje. Tal vez los aspectos de la comunicación que podrían ser cuestionables, en esta película, serían “a quién”, “cómo” y “cuando”. El mensaje fue transmitido a un grupo de adolescentes en búsqueda de su identidad, de una manera poco propicia, tal vez, para el logro de un cambio individual. La búsqueda de una fuente de identificación terminó llevándolos a adoptar el modelo transmitido por el líder, consolidando una identidad grupal que excedió los límites, sin dejar espacio para una exploración individual.
Durante la película es notable la influencia del lenguaje no verbal sobre la conducta de los alumnos. Van Morlegan plantea tres ámbitos que nos serán muy útiles para la descripción de ciertos comportamientos observados en la película: la kinesia, en dónde situaremos el saludo representativo de “La Ola”, y el cambio de postura que el profesor requiere de los alumnos para dirigirse a él. La paralingüística, observable en el tono de voz del profesor y también en el de los alumnos cuando se dirigen a él, en dónde se modifican el volumen y el tono. Y la proxémica, observable por ejemplo en la última escena donde el profesor les habla desde un escenario y a una distancia que genera una marca territorial.